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LA DESPENSA DEL ALCAUDÓN

 

LA DESPENSA DEL ALCAUDÓN

Ismael Gallardo Lledó

LA DESPENSA DEL ALCAUDÓN.

Fotos : © Ismael Gallardo.

A principios del mes de noviembre, Luna y José Manuel, alumnos en prácticas en el Parque Natural de El Hondo, llamaron mi atención sobre algo que en principio creyeron podría deberse a una broma un tanto macabra.

Me llevaron hasta unas palmeras datileras (Phoenix dactylifera) que se encuentran en el aparcamiento del Centro de Información y allí pude observar lo que tanto había despertado su interés.

Se trataba de una lagartija colilarga oriental (Psammodromus jeanneae), que estaba literalmente ensartada en una de las largas púas en que se transforman los foliolos de las partes inferiores de las palmas.

Fotos : © Ismael Gallardo.

A juzgar por la forma en que se había atravesado el cuerpo de la lagartija, justo por encima de la cintura escapular, en la parte baja del cuello, rápidamente pensé que podía ser obra de un alcaudón, tal y como había visto en otras ocasiones en los arbustos espinosos de la Sierra de Crevillent.

En una detallada inspección posterior de las palmeras cercanas a la del hallazgo, pude descubrir otra lagartija, además de un par de saltamontes, igualmente clavados. Pronto quedó claro que se trataba de una “despensa” de alcaudón, seguramente un alcaudón meridional (Lanius meridionalis), especie residente y nidificante común en la zona.

Esperé con paciencia sentado en uno de los bancos del jardín hasta que el pequeño “verdugo” (su nombre en valenciano, botxí, significa precisamente eso) apareció merodeando por los alrededores, cazando en las cercanías de la charca de contacto.

         

Fotos : © César Pastor.

   Estas “despensas” se originan por la costumbre que tiene nuestro protagonista de sujetar de forma tan curiosa las presas que captura, para así poder descarnarlas mejor, dejando allí el exceso de alimento que no puede ingerir en esos momentos a modo de reservorio. Llama la atención que, en ocasiones, alguna de las capturas se descompone sin llegar a servir de alimento, tal y como pude comprobar en los días posteriores en el caso de una de las lagartijas.

            Es reseñable la capacidad de adaptación del pequeño alcaudón, utilizando en cada área el arbusto espinoso más abundante: el espino negro (Rhamnus lycioides) en las sierras más áridas del sur de Alicante, el espino albar (Crataegus monogyna) en la zona montañosa del norte de la provincia e incluso he podido constatar la utilización de ejemplares de cambronera (Lycium intricatum), otro arbusto espinoso presente en los saladares costeros y sistemas retrodunares como los que se dan en la Playa del Pinet, en el P. N. de las Salinas de Santa Pola.

También se ha podido observar como se sirven de los alambres de espinos en los enclaves predominantemente agrícolas, como sucede por ejemplo en el Campo de Elche, donde la ausencia de matorrales con espinas les ha llevado a utilizar un elemento como éste, introducido por el hombre.

Fotos : © Ismael Gallardo.

            En el caso del entorno del Centro de Información del Parque Natural de El Hondo, cerca del núcleo urbano de San Felipe Neri, tenemos un paisaje agrario dominado fundamentalmente por los cultivos herbáceos, de manera que, generalmente, no se protege la cosecha con alambradas, además de una importante proporción de terrenos de saladar en recuperación, donde no encontramos ninguna planta espinescente.

El empleo de las palmeras como soporte para sus “despensas” se trataría de una nueva habilidad que han desarrollado los alcaudones del sur de Alicante, aprovechando una larga convivencia con éstas, presentes en la zona desde antes incluso del tiempo de los Fenicios y puede que desde tiempos inmemoriales si atendemos a los defensores del carácter autóctono de las mismas.

 

 

 

 


Ismael Gallardo Lledó



Alicante, Enero 2007