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La mochila del naturalista


 

AVES DE ALICANTE

LAS MIGRACIONES DE LAS AVES

 

LAS MIGRACIONES DE LAS AVES

Elías Gomis. www.naturalicante.com

Muchas especies de aves, la mitad del total que se estima en unas 10.000, realizan desplazamientos considerables para localizar áreas de alimentación o cría. Estos movimientos suponen el intercambio de centenares de miles de aves de norte a Sur dos veces al año.


Con la llegada de ciertas estaciones del año, muchas especies encuentran serios impedimentos para lograr alimentarse, por lo que han de emigrar a zonas geográficas más propicias. Esa búsqueda de alimento, puede ser complementaria a la necesidad de encontrar un punto donde resulte más sencilla y segura la nidificación. Así, las Golondrinas pasan el invierno en África, donde por las más altas temperaturas invernales, encuentran insectos con más facilidad y abundancia. Con el inicio de la estación seca (verano), esta disponibilidad de alimento es más escasa, por lo que se desplazan hacia el norte, llegando a Europa, donde, además, iniciar la reproducción. Una vez finalizado el verano, con la llegada del otoño, retornaran a sus cuarteles de invierno, al sur del Sahara.


Principales rutas de migración en las aves.
Foto satélite: NASA.

Estos desplazamientos se realizan en todos los continentes. Los que nosotros observamos son fundamentalmente los que se producen entre Europa y África. Este es un fenómeno natural que ha maravillado a los hombres desde hace milenios. Así, en muchos puntos del Mediterráneo, la llegada o desaparición de algunas aves significaba el momento de la siembra o de la recogida de la cosecha, la llegada del buen o del mal tiempo.

La migración entre Europa y África es la más compleja de las que se producen en la Tierra. Hace 50 millones de años ya se encontraban sobre el planeta aves que hoy resultarían reconocibles, al menos, en su género, pero los continentes eran muy diferentes a tal y como los conocemos hoy. Las dos Américas estaban separadas entre sí por unos 1.000 km, la India estaba separada por unos 2.000 km del resto del continente Indostánico, pero Europa estaba a más de 5.000 km de África.

El paso de estas aves se concentra en tres puntos: el Estrecho del Bósforo, la Península Italiana y el Estrecho de Gibraltar. Si nos fijamos comprobaremos que se tratan de los pasos intercontinentales con menos distancia a cubrir sobre el mar. Esto se debe a que a las aves les resulta arriesgado cruzar grandes extensiones de mar, ya que no tienen dónde posarse en caso de tormenta u otros problemas y tampoco pueden contar con la ayuda de la sustentación de las corrientes térmicas, inexistentes sobre el mar. A esta norma encontramos la excepción de las aves marinas que prefieren siempre pasar de un continente a otro sobre las zonas marinas.


Algunas aves realizan larguísimas migraciones mientras que otras apenas se mueven unos pocos kilómetros en su vida. Este tránsito está "grabado" genéticamente en cada uno de los ejemplares de cada especie migradora, fruto de los miles de años de desplazamientos.


Cigüeñuela Común. Esta es una especie que en Alicante se comporta como una migrante estival, es decir, que en la época cálida llega a nuestros humedales, donde nidifica. Sin embargo, cada año son más los ejemplares que pasan también el invierno aquí, como ocurre con otras especies. El cambio climático está en marcha ¿alguien aún lo duda? ¿algún “primo” de político?
Foto: ©Elías Gomis

Entre las aves de mayor distancia en sus migraciones podemos destacar al Charrán Ártico. Nidifica durante el verano en el Ártico y regresa al sur en Agosto. Sigue la costa africana para alcanzar la Antártida en Noviembre. Pasados los tres meses de verano antártico, regresan al norte, al Ártico. Este viaje de ida y vuelta supone hasta 40.000 km anuales, prácticamente la circunferencia de la Tierra. Por el marcado de ejemplares de esta especie, se sabe que el ejemplar de más edad encontrado tenía 26 años, lo que supone... alrededor de un millón de kilómetros recorridos.

Una excepción a estos tipos de migración volando sobre tierra firme y sobre el mar es la que realizan los Emúes, aves similares a los avestruces, que se desplazan caminando, al carecer de la capacidad de vuelo. Algunos ejemplares se han hallado hasta a 500 km de sus puntos de origen. Otra excepción es la que representan los ejemplares jóvenes de Alca y algunos Pingüinos que realizan esos movimientos nadando en el mar.

Los mecanismos que permiten a las aves desplazarse son sorprendentes. Algunos de estos son:
  • Campo magnético terrestre
  • Posición del sol o la luna
  • Posición de las estrellas
  • Luz polarizada y luz ultravioleta
  • Reconocimiento de accidentes geográficos
  • Ondas sonoras reflejadas
  • Olfato y gusto
No parece que todas las aves utilicen todos estos sistemas, sino que los combinan para orientarse.
No podemos dejar de pensar en el esfuerzo que supone para estas aves el realizar estos desplazamientos. Tengamos en cuenta que, por ejemplo, una Golondrina Común pesa algo menos de 20 g y que puede llegar a recorrer 12.000 Km en cada uno de sus dos viajes migratorios anuales, más de 20.000 km en total. Si le sumamos los vuelos en busca de alimento, la cifra sube a 300.000 km.

Evidentemente, la migración está repleta de riesgos para las aves, tanto de origen natural (tormentas, inundaciones, sequías…) como las que añadimos los humanos (caza, destrucción de lugares de descanso, parques eólicos…) por lo que muchos ejemplares perecen en este proceso.


Izquierda: Golondrinas comunes jóvenes en un cañar cerca del Parque Natural de El Hondo. Pronto emprenderán el viaje que les llevará al sur del Sahara y, en la próxima primavera “volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos colgar”. Foto: ©Elías Gomis.
Derecha: Rutas de migración de la Golondrina Común.
Foto satélite: NASA

Control de aves migradoras.
Para obtener la información sobre los desplazamientos y demás aspectos de las aves migradoras (y las que no lo son) se emplean varios métodos de investigación:
  • Seguimiento por radar
  • Seguimiento por satélite
  • Marcado
  • Anillamiento
Esta última técnica es la más extendida, sencilla y económica. Básicamente, el anillamiento trata de capturar momentáneamente al ave y, tras tomar sus datos biométricos, liberarla con una pequeña y ligera anilla en una pata.

Como es de suponer, estas actividades sólo pueden ser realizadas por personal cualificado y con os permisos de la autoridades de Medio Ambiente (Conselleria de Medi Ambient, ICONA...).


El método más utilizado para capturar las aves para su anillamiento es mediante el empleo de las redes llamadas "japonesas", "invisibles" o "de niebla". Su uso está prohibido para cualquier persona que no disponga de las licencias de anillamiento.

Los parques eólicos ocasionan numerosas muertes de aves por impacto con las aspas.
Foto: ©Elías Gomis




Estas redes se colocan en vertical. La aves que caen en ellas son liberadas de la red con mucho cuidado y, una vez identificada la especie (sexo y edad, si es posible) se les coloca la anilla y se les toman numerosos datos como
  • Peso
  • Medidas de alas, cola, tarsos, pico, etc...
  • Muda del plumaje
  • Niveles de grasa
  • Presencia de placas incubadoras
  • Etc.
Lógicamente, existen varios tamaños de anilla, en función a la especie a anillar, fabricadas en materiales ligeros resistentes al desgaste, que van desde los 2-2,5 mm a los 27 mm de diámetro. Las más pequeñas (tipo "0") se utilizan, por ejemplo, para los Mosquiteros o los Verdecillos. Las más grandes (tipo"12") se destinan al Quebrantahuesos.



Anillas de varios diámetros en su soporte.
©Elías Gomis

En las anillas que se fabrican actualmente figura la leyenda: MINISTERIO MEDIO AMBIENTE MADRID ESPAÑA, en varias versiones abreviadas, más la numeración de la anilla, única e irrepetible. Otras anillas pueden llevar MINIST. AGRICULT. ICONA. MADRID-5, SPAIN y la leyenda alfa numérica. Otras más raras son las que llevaban inscrito MUSEO DE CIENCIAS, DOÑANA o ARANZADI. Esta última aún es usada, aunque en cantidades sumamente reducidas.

Anilla ya colocada en el tarso de un ave, en este caso, un Chorlitejo Chico capturado en el Vinalopó. Foto. ©Elías Gomis

El proceso del anillamiento de un ave no dura más de 4-5 minutos y es liberada de nuevo.



El anillador Alfonso Lario toma medidas de un pollo de Cigüeñuela Común en las Salinas de Calpe. Foto: ©Elías Gomis


Después de anillarlo, un anillador libera cerca de La Vila Joiosa, a un Cernícalo Vulgar, un pequeño halcón que se alimenta de insectos, roedores y pequeñas aves. Foto: ©Elías Gomis

El volumen anual de anillamiento en España es de 150.000-250.000 aves anilladas, recuperándose unas 1.000 anillas propias y unas 3.000 anillas extranjeras. Desde que se inició esta labor científica, se han anillado unos 3.000.000 de aves y se han producido cerca de 70.000 recuperaciones , es decir, se han vuelto a encontrar esas aves anilladas o, al menos, la anilla.


Mosquitero Común ya anillado y listo para ser liberado en el río Algar. Fijaos en su pequeño tamaño (pesa menos de 10 g) y pensad en que cuando pase el invierno volará hasta el norte de Europa y Rusia.
Foto:©Elías Gomis

Para algunas especies, y dentro de trabajos o investigaciones, se les añaden anillas de plástico de diferentes colores con leyendas alfanuméricas legibles con la ayuda de telescopios. En ocasiones pueden colocadas en el cuello, a modo de collar o babero. También pueden tener forma de etiqueta y colocarse sobre la espalda o en el ala.

La labor de los aficionados a la ornitología es fundamental para conseguir lecturas de anillas a distancia. En la imagen, asistentes a un cursillo de ornitología (organizado por el Ayuntamiento de Teulada) observando aves en las Salinas de Calpe. Foto: ©Elías Gomis.

Todos los datos de las capturas de los anilladores son incluidos en una base de datos nacional, intercomunicada con las de otros muchos países de todo el mundo. Así es posible averiguar los desplazamientos y otros aspectos de la vida de esas especies.

Aparte de las "recuperaciones" de aves anilladas que efectúan los anilladores y de las lecturas a distancia, también se obtienen datos de aves muertas por causas naturales o humanas, aunque la mayor parte de las aves silvestres, migradoras o no, de la Tierra están protegidas sobre el papel. Es fundamental que todos los datos sobre anillas sean remitidos al Centro de Migración de Aves. El CMA está integrado, junto a otros 28 centros europeos, en EURING, con un total de 8.500 anilladores que anillan 4.000.000 de aves y consiguen 100.000 recuperaciones.


LA MIGRACIÓN DE LAS AVES EN ALICANTE


La provincia ofrece un amplio abanico de paisajes muy atractivos para la invernada de distintas especies de aves. Desde la costa hasta las montañas, pasando por los humedales y zonas forestales, son muchas las especies que pasan el invierno en “la terreta”, por ello, anilladores y ornitólogos en general, disponen de un magnífico lugar para desarrollar su tarea.

Algunas especies migradoras sólo se ven regularmente en algunos puntos concretos. Por ejemplo, el Roquero Rojo, un “ave típica de prados alpinos”, según algunas guías de identificación de aves, llega en verano, en reducido número, a tres o cuatro puntos muy localizados de nuestras sierras y repartidos entre Aitana y el Carrascal de la Font Roja donde nidifican unas pocas parejas. Sólo allí podremos verlos.

Procedencias de las anillas de las aves controladas en la desembocadura del río Algar. Las líneas no indican necesariamente la ruta seguida por las aves.
Mapa satélite: NASA.

Niños asistiendo asombrados a una sesión de anillamiento con el ornitólogo Toni Zaragozí en el Maigmó. Esta técnica puede incluirse dentro de actividades de educación ambiental.
Foto. ©Elías Gomis

En invierno, frente a nuestras costas aparecen especies de aves marinas que llegan a pasar esa época y en algunos años lo hacen en cantidades espectaculares pero escapan, por motivos obvios, al anillamiento en esas circunstancias. No obstante, es un buen sitio para realizar lecturas de anillas de plástico en gaviotas y cormoranes, resultando más sencillo en las orillas. En mar abierto es difícil conseguir lecturas pero es un buen sitio para avistar especies no costeras.


El autor de este artículo, observa Gaviotas de Audouin anilladas frente a la Isla de Benidorm, durante una salida en barco para observación de aves marinas invernantes.
Foto:© Alfonso Lario
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También en la Isla de Benidorm se están realizando anillamientos de Paíño Europeo, una especie pelágica que utiliza ese lugar para nidificar.

En Alicante se considera la presencia más o menos regular de cerca de 330 especies de aves, a las que habría sumar unas 40 especies exóticas, procedentes de escapes de cautividad. 86 especies son residentes, es decir, que están todo el año aquí (aunque puede que no nidifiquen) y algunas de ellas reciben más ejemplares con los pasos migratorios (“especies migratorias”) o durante la época invernal (“especies invernantes”) o en el verano (“especies estivales”). Así, hay 139 especies migradoras, 80 estivales y 130 invernantes.

Actualmente, hay algo menos de una treintena de anilladores en activo en nuestra provincia. En España, hay alrededor de medio millar y treinta grupos de anilladores.

Preferentemente se anilla en lugares que son especialmente frecuentados por las aves, como fuentes o cursos de agua, variando el tiempo de uso en función de la estación del año, afluencia de visitantes, etc. Algunos lugares en Alicante que frecuentemente se utilizan para anillar aves son el río Algar, las Salinas de Calpe, el Maigmó, Aigües, el río Amadorio…

Esta actividad tiene un marcado carácter científico pero no por ello puede dejar de ser utilizada como una importante herramienta para la educación ambiental, aprovechando ese contacto directo con aves silvestres para aumentar la sensibilización hacia los problemas de conservación de la Naturaleza.

Andarríos Chico, especie que frecuenta los cauces y zonas inundadas y de la que, gracias al anillamiento de un ejemplar en el río Algar, hemos podido obtener un dato de longevidad de 11 años. Foto. ©Elías Gomis

Para finalizar, muestro unos casos concretos de aves anilladas en nuestra provincia, como ejemplos de los datos obtenidos por esta actividad. Usaré datos del anillador Toni Zaragozí:

-Aves anilladas en Alicante y controladas en otro lugar:
Una Golondrina Común anillada en la mañana del 11 de Mayo de 1996 por Toni Zaragozí en las proximidades de la desembocadura del río Algar (Altea) fue capturada por el anillador Joan Castany, en Burriana (Castellón), por la tarde de ese mismo día. Hizo un total de 144 km en menos de 9 horas.

-Aves anilladas en otro lugar y controladas en Alicante:
Un Carricero Común fue anillado el 1 de Septiembre de 1996 en La Corbiere, Friburgo (Suiza) y vuelta a capturar por Toni Zaragozí en las proximidades de la desembocadura del río Algar (Altea) 19 días después, tras recorrer el ave 1.075 km.

-Otros casos interesantes:
En cuanto a longevidad, el 28 de Diciembre de 1991, el equipo de anillamiento de Toni Zaragozí capturó y anilló un ejemplar de Andarríos Chico en el Algar. Casi nueve años después, el 18 de Noviembre de 2000, es vuelto a capturar en el mismo lugar, con la habitual sorpresa de los anilladores y colaboradores asistentes. Pero la historia continúa, ya que el 1 de Febrero del 2003, se le volvió a capturar, 11 años después de su primera vez.

El autor quiere agradecer la colaboración del anillador Toni Zaragozí en este artículo, así como resaltar el trabajo que éste viene realizando, desde hace ya casi veinte años, para conocer las migraciones de las aves e impulsar incansablemente la conservación de los espacios que les resultan vitales. El también anillador Alfonso Lario, ha colaborado una vez más conmigo y Raúl González está siempre al tanto de los misterios informáticos.
Más información:
Naturalicante
El anillamiento de aves: herramienta científica y de gestión ambiental (PDF)

Puedes escuchar a Elías Gomis en una entrevista en Radio Club Sant Joan en este enlace.

 

 


Elías Gomis Martín


Alicante, Marzo 2008