Hadas en el Estanque
                texto y fotografías César Pastor- Juanjo Segura - Paco  Segarra
                 
                
                
                  
                
                Seguro que muchos de nosotros hemos visto “ pescar “ a  pequeños pájaros insectívoros. Es una costumbre muy singular de algunas  especies que nos muestra un dominio del vuelo extraordinario mientras capturan  pequeños insectos en la superficie del agua.
Gaviotas, charranes y otras aves de gran porte hacen gala  del dominio en vuelo en sus capturas acuáticas, pero la delicadeza de la  Lavandera blanca (Motacilla alba) y  cascadeña (Motacilla cinerea) nos  podrían mostrar a estas pequeñas aves como auténticas hadas, con toda su  belleza, con esa belleza que nuestros ojos no pueden captar.
                
                  Hemos bailado con ellas y  con el petirrojo en Alta Velocidad. 
                
                La técnica de alta velocidad está  cobrando auge entre los fotógrafos de la
                  naturaleza. A pesar de que la  especialidad de alta velocidad es relativamente
                  compleja, pues requiere el dominio de  los flashes y trabajar con precisión, los
                  resultados son tan extraordinariamente  vistosos que merece la pena el
                  aprendizaje.
                Se trata de conseguir velocidades de  disparo muy superiores a las que pueden
                ofrecer la mayoría de las cámaras del  mercado. Con esta técnica es normal trabajar con velocidades por encima del  1/8.000 y de esto modo puedes “congelar” el movimiento del pájaro más veloz.
                Es un tipo de fotografía donde se deja  poco margen a la improvisación, todo está preparado de antemano. En la  naturaleza esto requiere crear un escenario
                  apropiado, conocer de con antelación  la trayectoria del animal y realizar múltiples ensayos. 
                  
                
                La fotografía digital ha hecho posible  que está técnica esté al alcance de todos, pues sobre la marcha puedes ver las  fotografías y corregir una y otra vez hasta que consigues las imágenes que  buscas. Lo normal es hacer muchas tomas (y sesiones) antes de obtener los  resultados deseados. Se podría decir entonces, que en general, la alta  velocidad es un tipo de fotografía donde predomina el proceso, más que una toma  aislada en un día afortunado.
                La  preparación
                  
                
                El reto de fotografiar el vuelo de algunas aves sobre una  superficie de agua y al mismo tiempo componer su reflejo en la escena se  convirtió en un trabajo donde todo debía estar muy controlado para que los  resultados fueran los más fructíferos posibles, nada podía dejarse al azar.
                   El primer paso fue  construir un estanque lo suficientemente grande como para que los pájaros  volaran distancias tan largas como para poder captar sus acciones al completo y  corrigiendo encuadres si fuera necesario.
                  Construimos una caja de madera de  200x300 centímetros, y con un alto de 15cm.
                  La levantamos del suelo 60cm con  pilares de bloques de cemento (hay que
                  
                
                asegurarse que la caja quede a nivel).  La idea es que la cámara quede en su
                  momento casi a ras del agua. Forramos  la caja de madera primero con fibra de
                  vidrio y luego con una goma negra para  estanques y lo llenamos de agua.
                La construcción de un escondite permanente con un cristal  espía ( que nos proporciona una visión muy abierta del escenario y por tanto  mayor control visual de todo lo que ocurre sin obstáculos) remata el montaje.
                  El escenario propiamente dicho, es  sólo la parte que entra en el encuadre de la
                  fotografía. Aquí es muy importante  esmerarse al máximo en la decoración y cuidar todos los detalles. En este tipo  de la alta velocidad con flashes esto incluye un fondo artificial que 
                
                normalmente  es una fotografía de paisaje o
                  textura, un poco desenfocada y  ampliada para hacer un póster (en nuestro caso de 90cm x 60cm o 150cm x 80cm).  Luego pegas la fotografía sobre
                  un soporte que puede ser de madera,  plástico, etc. o puedes encargarla a alguna tienda especializada y que te la  monten directamente sobre foam
                  (espuma dura recortable). A partir de  aquí ya tenemos todo lo necesario.
                Ahora viene la mejor parte para el  fotógrafo de la naturaleza: pasar horas en el campo cerca de los animales,  observando y aprendiendo su comportamiento e intentando captar la esencia de su  belleza y movimientos en una fotografía.
                La  técnica
                  Configuramos nuestras cámaras en  manual para que si se hiciera una foto sin flashes saliera muy oscura, casi  negra. De esta manera te aseguras que la mayor parte de la luz en la escena sea  la que se aporta con los flashes.
                 Montamos un esquema de flashes: En este caso  entre 3 y 5 por fotógrafo. Mínimo dos al pájaro y uno al fondo para que quede  iluminado. Los flashes en
                  manual con potencias parciales. Los  flashes a potencias parciales emiten destellos muy cortos (de entre 1, 2, 5 u 8  milisegundos) y de baja potencia, que no suelen afectar a los pájaros. Además  se trabaja a la sombra, con una buena cantidad de luz día, de tal manera que en  ningún caso los destellos son cegadores.
                En el siguiente gráfico de barras se  explica de forma simple y de fácil comprensión cómo funciona la alta velocidad  en fotografía.
                
                En el gráfico vemos tres “velocidades” en la luz ( por así  decirlo ): La luz ambiente medida con el fotómetro ( en azul ), la de  obturación en cámara y que corresponde a la sincronización cámara-flash ( en  rojo ) y la velocidad de destello de los flashes con un escalón de potencia  1/16. ( en verde ).
                  Como se  aprecia, la velocidad de obturación está dos diafragmas por debajo de la luz  ambiental, el pájaro pasa, se le saca la foto en esa obturación subexpuesta y  de repente una ínfima luz de los flashes a 1/5.000 lo ilumina y lo paraliza.  Ese 1/5.000 es la impresión que capta el  sensor de la cámara.
                 
                
                Hay diferentes posibilidades para  hacer alta velocidad: en estudio, al aire libre (al anochecer o el amanecer,  días nublados) y en cualquier situación en que el
                  fotógrafo pueda aportar la mayoría de  la luz a la escena mediante flashes.
                  Bajo este concepto, podremos  “paralizar” por completo el vuelo o movimiento del ave, o “pintar” ese  movimiento igualando la velocidad de la obturación con la luz ambiente y dando  el golpe de flash en el último momento ( flash en segunda cortinilla ).
                Las fotos de este artículo están  realizadas en la naturaleza, con animales en
                  libertad, con un escenario al que  proporcionamos sombra y con los fotógrafos y las cámaras dentro de un  escondite. Disparamos a mano, con cable disparador, en ráfagas de uno a tres disparos,  cuando el ave entra en el comedero o bebedero.
                Todo está preparado y pre‐enfocado  de antemano, pues en el mejor de los casos únicamente se tiene tiempo de pulsar  el disparador. Muchas de las fotos que tomamos no son buenas, pues están  cortadas, desenfocadas, ¡o ni siquiera habíamos pillado al pájaro dentro del  encuadre! Colocar un posadero de preentrada al comedero es crucial con el fin  de crear una trayectoria previsible y paralela a tu enfoque.
                
                Las  sesiones fotográficas
                  Hasta aquí todo es teoría, todo  debería estar controlado, pero no hay que olvidar que estamos en plena  naturaleza y los animales son silvestres. 
                Empezamos las sesiones con las  clásicas fotografías de poses con reflejos al fondo del estanque con una decoración  acorde a la situación. Pronto los pájaros se van habituando al “estudio al aire  libre”, al escenario y los flashes.
                El siguiente reto es llevar a nuestros  invitados al centro del estanque e intentar los primeros vuelos con reflejo. Se  les proporciona una pequeña islita y un posadero de pre-entrada que nos  facilitará el encuadre y el pre-enfoque y comienzan los primeros problemas;  necesitamos que no haya nada de viento ya que la más ligera brisa nos destroza  todos los reflejos perfectos ( incluso su propio aletear sobre la superficie  del agua ). Aún así se empiezan a obtener algunos buenos resultados y surgen nuevos  problemas. Una de las especies se hace la dueña del lugar y no nos deja  trabajar con las demás especies: la Lavandera blanca (Motacilla alba) toma el control del lugar y salvo alguna excepción  donde el petirrojo aprovecha unas de las pocas   ausencias de la lavandera, todas las fotografías se las lleva ella y ni  siquiera su prima, la Lavandera cascadeña (Motacilla  cinerea), se atreve a entrar.
                
                Llega el momento de fotografiar el  hábito de las lavanderas de alimentarse en la superficie del agua en pasadas  vertiginosas mientras capturan algunos insectos que flotan o están levemente  sumergidos. Nuevas dificultades aparecen en el trabajo, hay que colocar el  alimento dentro del agua, que no se desplace del lugar elegido y que ellas  tengan la confianza de realizar los lances. Un alambre donde enganchamos los  tenebrios (gusanos de la harina, Tenebrio  molitor) nos soluciona el primero de los problemas y el segundo deja de  serlo cuando la Lavandera blanca realiza su primera captura, la primera de  decenas de ellas. 
                 
                Finalmente, la Lavandera cascadeña  perdió todos sus miedos. La Lavandera blanca, más fuerte y robusta seguía  teniendo el territorio, pero la cascadeña, muy agil y veloz, comenzó a realizar  pases a toda velocidad, burlando el marcaje de la blanca. Y al igual que su  prima, también terminó por regalarnos infinidad de capturas sobre la superficie  del agua y hacernos testigos directos de sus diferencias “ técnicas “ al  realizar dichas acciones de captura al vuelo. Solo a través de las fotografías  en alta velocidad pudimos darnos cuenta de la belleza de movimientos en estas  especies que a simple vista parece que vuelen con movimientos espasmódicos y  poco gráciles…que equivocados estábamos. En estas fotos podemos descubrir el  baile de las lavanderas, las hadas del estanque.
                
                 
                Octubre 2010.
                
                  Artículo disponible en www.naturalicante.com 
                  Fotos © César Pastor- Juanjo Segura - Paco Segarra. Prohibida la reproducción.