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LA MOCHILA DEL NATURALISTA |
ARTÍCULOS
E INFORMES |
ALGUNOS DESCUBRIMIENTOS ZOOLÓGICOS RECIENTES
Dr. Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo. PARTE
III - sección c
Otro caso bien notable, esta vez entre las aves, se refiere al rascón de Nueva Caledonia o de Lafresnaye ( Gallirallus lafresnayanus ), incapaz de volar y capturado por última vez en 1890, que se creyó extinguido y del que no se han registrado observaciones fiables, hechas por ornitólogos, durante un siglo; pero del que ha seguido habiendo diversas noticias locales, por lo que algunos piensan que quizás sobreviva aún, a pesar del fracaso de las búsquedas realizadas en diferentes zonas de la citada isla del Pacífico ( Del Hoyo et al., 1996). No es la única ave insular en situación un tanto parecida; por ejemplo, se cree que está prácticamente extinguida la curruca de la maleza de Aldabra ( Nesillas aldabranus ), pájaro descubierto en 1968 en esta isla del Océano Índico ( Valente , 2002). También pueden mencionarse varios casos de aves asiáticas de las que no ha habido ni una sola cita reciente. Por ejemplo, el esquivo pato cabecirrosa ( Rhodonessa caryo-phyllacea ), único en su género y posiblemente extinguido, aunque han seguido organizándose expediciones en su búsqueda; la última observación segura en libertad tuvo lugar en 1935 (ha habido noticias posteriores, pero sin confirmar), y los últimos ejemplares cautivos murieron en Europa en 1944/45 ( Del Hoyo et al., 1992, 2002). Otro caso interesante, ya citado antes, se refiere al tarro crestado . Por otra parte, de la perdiz del Himalaya o perdicilla himalaya ( Ophrysia superciliosa ), única en su género, no se conoce ninguna noticia segura desde hace más de un siglo, aunque ha habido citas no confirmadas; se ha dicho de ella que “ el estado de su población es un enigma y resulta extremadamente difícil obtener información ” ( Arias , 2002b; Del Hoyo et al., 1994, 2002). De la avefría javanesa ( Vanellus macropterus ), de aspecto un tanto peculiar, la última observación conocida se produjo en 1939-40 ( Del Hoyo et al., 1996, 2002). Otros ejemplos se refieren a la bonita paloma plateada ( Columba argentina ), de la que no constan registros fiables en los últimos años (aunque se la ha buscado); a la paloma de corazón dorado o paloma apuñalada de Tawitawi ( Gallicolumba menagei ), que no ha sido observada por ornitólogos desde hace décadas, aunque la población local continúa señalando su presencia en algunos islotes; a la controvertida paloma de la fruta de Negros (o tilopo de Negros ) ( Ptilinopus arcanus ), que fue descubierta en 1953, y de la que no ha habido noticias posteriores; al “casi invisible” cuco terrestre de Sumatra ( Carpococcyx viridis ), que no ha sido observado (que sepamos) desde 1916, y del que sólo existen ocho especímenes disecados en los museos [curiosamente, todos ellos proceden de zonas donde también está o estaba presente un rinoceronte peludo gravemente amenazado, el rinoceronte de Sumatra ( Dicerorhinus sumatrensis )]; al autillo de Siau ( Otus [manadensis] siaoensis ), del que no ha habido citas desde hace más de cien años, y que ha sido buscado sin éxito por dos expediciones recientes; y al papamoscas azul de Rueck ( Cyornis ruckii ), conocido por dos ejemplares hallados en Sumatra en 1917 y 1919, y sin citas posteriores ( Arias , 2002b; Del Hoyo et al., 1997, 1999; Grimmett y Sumarauw , 2000).
Precisamente en las islas Galápagos, una expedición española descubrió, en 1990, 35 especies nuevas para la ciencia, sobre todo de fauna cavernícola; incluyendo mosluscos, insectos y alguna araña; y al parecer, el año siguiente se encontraron varias especies más (ver Bacallado , 1994; Martín , 1990). Sin ir tan lejos, en nuestro país también continúan las sorpresas. Según la Dra. María Ángeles Ramos (directora del proyecto Fauna Ibérica, del Museo Nacional de Ciencias Naturales), en España se describieron 2.152 animales nuevos, casi todos invertebrados y en su mayoría insectos, sólo entre 1994 y 2000 ( Álvarez , 2002). Recordaremos asimismo que uno de los insectos más grandes del mundo, un extraño weta gigante de Nueva Zelanda, no fue descubierto hasta 1963 ( Moffet , 2002). Conviene hacer notar que bastantes especies descritas recientemente corren peligro de extinguirse; desde el pequeño sapillo del Kihansi en Tanzania, descubierto en 1996, hasta cetáceos como la vaquita marina (también llamada cochito , o marsopa del Golfo de California ), descrita en 1958. ( Barroso , 2002; Klesius , 2002; Wilson , 1994; WWF/Adena, 2002). A propósito de cetáceos, y por increíble que parezca, en los últimos cien años se han descubierto ¡una docena de especies nuevas! De varias de ellas, incluyendo algunos grandes zifios (también llamados ballenas picudas , o ballenatos hocicudos ), lo único que se conoce son unos pocos ejemplares varados, o tan sólo algunos cráneos ( Harrison y Bryden , 1991; Ralls y Brownell , 1991; Wilson , 1994, pág. 154; Morant , 1999). En 1992 (antes de la confirmación de la última especie registrada), el Dr. Edward O. Wilson escribió: “ La rareza y el carácter esquivo de estas especies sugieren que hay otros gigantes oceánicos a la espera de ser descubiertos ”.
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