"Hola soy Jana Marco y os envío una crónica de un viaje a la Mancha
 
                Llega el 27 de Julio y con él nuestra esperada escapada a los campos de la Mancha.
                Nos  encontramos en el coche Alex Alamán, Julio Merayo, Guille Mayor y yo,  deseando llegar a nuestro destino, Villanueva de la fuente, y comenzar  así nuestra aventura.
                 
                Ya de buena mañana, adelantándonos a los primeros rayos de sol, observamos los primeros grupos de avutardas, que se alimentan entre alcaravanes y perdices.
                 
                Nos detenemos, y un bando de rabilargos cruza ruidoso de un lado de la carretera al otro, en lo alto del cielo vemos el primer elanio del viaje, que vuela y se cierne en busca de un buen desayuno. Acto  seguido, un intruso invade su coto de caza y no duda en echar a  picotazos al gran milano negro.
                 
                
                  
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 Aviones comunes.Fotos : © Jana Marco.
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                Amanece, y la brillante luz baña los campos dorados. Nos encontramos observando las Salinas de Pinilla, donde las gangas sacian su sed, mientras un rascón picotea alimento por la superficie.
                 
                En un momento, un sinfín de especies se reúnen en la pequeña charca: cigüeñuelas, avocetas, fochas, pollas de agua, avefrías, ánades azulones, gaviotas reidoras, andarríos grande, andarríos chico, archibebe común y una llamativa pareja de correlimos zarapitín (en un bonito plumaje de verano), son algunas de las especies que se podían observar a golpe de teles.
                 
                
                  
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 El equipo en acción.Fotos : © Jana Marco.
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                Cambiamos de paisaje y nos dirigimos a los montes de encinas. De camino, un grupo de milanos negro, nos acompañan haciendo espectaculares piruetas aéreas.
                 
                Al llegar, el primero en recibirnos es un juvenil de críalo, que me causa una gran emoción. Pitos reales y picos picapinos se mueven por los troncos, currucas carrasqueñas, cabecinegras y mirlonas curiosean por los arbustos, en el cielo reinan las águilas calzadas y los aguiluchos cenizos, algunos de los cuales alimentan a sus pollos en los campos de cultivo cercanos, y los cernícalos primilla descansan sobre los postes de la luz.
                 
                Después  de refrescarnos en el río Guadalmena y adormilarnos a la sombra de una  encina, partimos hacia el parque natural de Cazorla.
                
                  
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 Milanos negros.Fotos : © Jana Marco.
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                Es a última hora de la noche, cuando parece comenzar la actividad de la fauna. Andando bajo la atenta mirada de dos gamos, nos vamos cruzando con ciervos, cabras montesas, chovas piquirrojas, águilas culebreras y águilas calzadas.
                 
                Justo antes de volver, mientras admirábamos un precioso atardecer, que se llevaba con él la luz del valle, nos sobrevuela un alcotán, y a lo lejos podemos diferenciar un ejemplar de águila perdicera.
                 
                Por  problemas técnicos con el coche, nos vimos obligados a modificar  nuestro planning, pero eso no nos impidió disfrutar de fantásticas  observaciones. 
                 
                
                  
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 Críalo joven.Fotos : © Jana Marco.
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                Al atardecer, recorríamos los campos de alrededor  sorprendiendo a grajillas que acudían a sus dormideros, rabilargos que revoloteaban entre los chopos, al igual que las oropéndolas, y a trigueros y elanios que disfrutaban del frescor de la tarde. 
                 
                 
                Las manadas de ciervos pastaban tranquilas, algún furtivo jabalí se escondía apresurado y en el cielo una pareja de águilas imperiales nos hacía detener nuestro frenético ritmo para observarlas.
                 
                 
                 
                 
                
                  
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 Gamo.Fotos : © Jana Marco.
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                Con  bocatas en mano, aprovechábamos la noche para fotografiar ese cielo tan  estrellado y claro, alejado de la iluminada ciudad. Recorríamos caminos  para contemplar mochuelos, lechuzas y chotacabras pardos, así como algún pequeño roedor que salía a nuestro encuentro.
                 
                Tras  5 días llenos de risas y buenos momentos, volvemos a casa, con la  cabeza llena de nuevos planes, nuevos viajes y nuevas rutas que explora"