Hoces del Riaza: el Refugio de Rapaces cumple 44 años
El 13 de enero se cumplen 44 años de la inauguración de los Refugios de Montejo y del embalse de Linares, administrados respectivamente por WWF España y la CHD. Asistieron entonces muchas personas de los pueblos; y también, los gobernadores civiles de Segovia, Burgos, Soria, Valladolid y Toledo; los presidentes de las Diputaciones de Segovia, Lugo, Orense, Santander y Valencia; el Director General del ICONA y otros altos cargos del Ministerio de Agricultura, así como el ministro de Información y Turismo y el subsecretario del Departamento; el alcalde de Segovia, el alcalde y el secretario del Ayuntamiento de Montejo, y otras autoridades locales; tres altezas reales, incluidos los Príncipes de Holanda (entonces Presidente del WWF internacional) y de España (entonces Presidente de ADENA); miembros de la Junta Rectora de ADENA (entre ellos, su Vicepresidente, Félix Rodríguez de la Fuente, que fue quien lo propuso) y otros importantes naturalistas y personalidades de la época; etc. En 1991, “El Adelantado de Segovia”, en el monográfico sobre sus 90 años, lo destacó como la principal noticia de 1975 en la provincia. En 2018, WWF España, en la revista “Panda” dedicada a sus 50 años, remarcaba que el Refugio fue “el primer acuerdo de custodia del territorio de España”; y desde su inauguración, “se ha convertido en una escuela de naturalistas y defensores del medio ambiente, algo que no hubiera sido posible sin el compromiso de la población, de los guardas de WWF Hoticiano Hernando y su hijo Jesús, o de los voluntarios del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza”; y añadía que el “trabajo incansable” allí desarrollado “ha convertido este lugar en uno de los espacios naturales de nuestro país con un seguimiento más detallado de su biodiversidad.”.
El buitre leonado con anilla amarilla 77F, y otros buitres leonados, en el comedero de WWF en el Refugio de Rapaces de Montejo.
(Fotografia: Raúl González Rodríguez. 8 de noviembre de 2018.)
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El 20 de junio de 1974, el Pleno de la Diputación Provincial de Segovia, “puesto que se estima es competencia de esta Diputación contribuir, en la medida de sus posibilidades económicas, a la defensa y conservación de su riqueza ornitológica y, en general, a los programas de conservación y defensa de la naturaleza”, acordó por unanimidad “felicitar muy efusivamente” a ADENA, y “contribuir con la cantidad de 400.000 pesetas” al proyecto del Refugio; que costó aquel año unos once millones de pesetas, surgidos casi de la nada. Puso de acuerdo a muchísimas personas y entidades; incluyendo a los habitantes de Montejo, que renunciaron a cazar en gran parte del término para hacer posible esa ilusión, de una forma tan generosa y bonita que no conocíamos precedentes en España. A muchos, el Refugio nos parecía entonces un sueño increíble. Mantenerlo ha resultado todavía mucho más difícil.
En 2018, el Centro Cultural San José (del Ayuntamiento de Segovia) y el Ayuntamiento de Montejo acogieron la exposición sobre el aniversario del Refugio, organizada por Juan José Molina, que estuvo anteriormente en la Casa de las Ciencias de Logroño (2015), el Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid (2016), la Casa de la Cultura de Aranda de Duero (2017), y el Ayuntamiento de Montejo. En noviembre, al menos unas 150 personas acudieron, en Villaverde de Montejo, al emotivo homenaje a Jesús Hernando, que cumplía 30 años como guarda de WWF en el Refugio (donde relevó a su padre el inolvidable guarda Hoticiano), como recoge este mes la revista “Quercus”, que considera el Refugio “uno de los espacios naturales más emblemáticos de España”.
Gracias a la Diputación Provincial y la Caja de Burgos, en 2018 apareció el Volumen V del Anuario Ornitológico de Burgos (coordinado por Fernando Román, José Luis Lobo y Rufino Fernández), que recoge aportaciones de 247 colaboradores, e incluye bastantes datos sobre la comarca. Con este libro, el Refugio ha aparecido ya en 4.514 publicaciones impresas de todo tipo, 54 congresos científicos (18 internacionales), 329 charlas o conferencias, 263 programas de televisión y 778 de radio, 1.437 trabajos o informes naturalistas (sin contar los de censos, que son muchos más), varios cursos (incluidas las tres Jornadas sobre Buitres de la UNED), 17 tesis doctorales y distintos proyectos fin de carrera, múltiples sitios de Internet, etc. El Refugio o su entorno, o trabajos realizados allí, ha recibido 25 premios, y 18 títulos o figuras de protección (desde ZEPA, hasta Parque Natural).
También en 2018, las “Hojas” Informativas del Refugio cumplieron 40 años. Sus 49 números (8.995 páginas) son, según señaló “Quercus” en octubre, “la crónica naturalista más longeva y exhaustiva dedicada a un espacio natural de la que tengamos noticias”. Gracias al trabajo altruista de Raúl González y otros, pueden verse asimismo en Naturalicante (Internet), con acceso libre y gratuito. Y del mismo modo, las circulares del Fondo, con bastantes noticias del último año; desde la tercera observación de un pechiazul (fotografiado junto al embalse de Linares, el 9 de septiembre, por Xavier Parra y Montserrat Gutiérrez), hasta los trabajos realizados en la comarca por WWF, GREFA (en Montejo y Maderuelo, y Burgos), la Fundación Alondra Ricotí (en el páramo de Corcos), SEO-Segovia (con aguiluchos), y otras entidades y personas. Además, las memorias de WWF y del Parque Natural resumen cada año sus actuaciones y otras novedades.
El Refugio fue uno de los primeros espacios naturales protegidos en Castilla y León. Se hizo para conservar un paraje excepcional, su enorme población de rapaces, y toda su fauna. Soy testigo de la ilusión que despertó, y que sigue motivando. Desde que empezó, le he entregado casi toda mi vida. Que sepamos, ninguna otra gran población salvaje en España, de buitres leonados y alimoches, ha sido objeto de un seguimiento semejante. Desde 1975, durante 45.772 horas, he censado personalmente, cada año, todos los nidos con éxito (en conjunto, 925 y 87, respectivamente), y también los de zonas próximas. En el nido “campeón” de los buitres, he podido constatar que ha salido adelante el pollo en 36 años; mientras que otro nido ha sido usado con éxito durante 20 años consecutivos. No tengo noticias de cifras tan altas, para esta especie, en ningún otro lugar. También se han hecho allí otros muchos censos, por distintas personas. Entre ellos, desde 1983, los 36 censos colectivos de otoño, en los que han participado más de 800 ornitólogos. Continúo revisando los informes parciales del último (2018), coordinado por el agente forestal Juan José Molina (Vicepresidente del Fondo para el Refugio). Ha aportado una gran sorpresa, la observación (por primera vez para Castilla y León, que sepamos), de un coliazul cejiblanco, pájaro de la taiga siberiana o cerca, a miles de kilómetros de aquí. Fue fotografiado, en el pinar de Valdevacas de Montejo, por los biólogos Xavier Parra y Montserrat Gutiérrez, y fue visto el día siguiente por Andrés Requejo, ornitólogo asimismo de Barcelona. La difusión por Internet atrajo a bastantes naturalistas; algunos también vieron, y fotografiaron de nuevo, a este visitante insólito. Así, son ya 333 las especies de vertebrados citadas en la zona; al menos 165 se han reproducido allí, según recogen las Hojas Informativas sobre el Refugio.
Precisamente del censo de otoño, la doctora Marta Novo escribió en 2015: “Ver esta pasión (…) en toda la gente que colabora hace que vuelva a tener fe en la sociedad”. El 7 de enero de 1975 tuvo lugar, gracias al grupo de empresas Pascual, el primer aporte (26 cerdos) al comedero de buitres de WWF en el Refugio de Montejo; que sigue siendo fundamental, como otros siete muladares cercanos, cuatro en Segovia y tres en Burgos (el de Caleruega y anexos ha sido premiado en 2018, por la Junta de Castilla y León). Los grandes buitres son los vertebrados europeos que se reproducen más despacio. Los dramáticos declives recientes habidos en bastantes zonas de Asia y África (reflejados en Vulture News y en otras muchas publicaciones), y sus consecuencias, indican que no podemos bajar la guardia. En los últimos años he comprobado descensos en pequeñas colonias cercanas (no en todas), de las tres provincias. Quizás estén relacionados con la disminución de los rebaños, los parques eólicos, y los demás problemas ya conocidos. El censo de otoño ofrece en 2018 el mejor resultado aún provisional, aunque no así el de pollos volados en primavera y verano (número sin duda influido por molestias humanas en determinados lugares, entre otros motivos). El Refugio no sólo detuvo el declive de la gran población de los buitres, conservando también su mundo. Durante 44 años, su influencia ha sido enorme. Ha inspirado otros muchos proyectos (podría poner bastantes ejemplos), y ha movido voluntades e ilusiones hasta extremos sorprendentes, a pesar de muchas dificultades. Debemos agradecerlo también a sus guardas (de WWF y la CHD), a los agentes del actual Parque Natural y del Seprona, y a muchísimas personas y entidades que trabajaron noblemente para estudiarlo y protegerlo, incluso a costa de auténticos y callados sacrificios. Deseamos que siga salvaje y hermoso, con toda su fauna y su fuerza; y que continúe sembrando esperanza.
El Refugio ha inspirado otros muchos proyectos, de investigación y conservación. Desde Inglaterra, en 1995, Borja Heredia, coordinador de planes de acción de BirdLife International, escribía: “Se trata de uno de los pocos lugares en los que se ha seguido con detalle la evolución numérica de la comunidad de aves de presa durante un dilatado periodo de tiempo (…), aportando una valiosísima información para la conservación y gestión de otros enclaves análogos en todo el mundo.”
También ha inspirado poesías, como las incluidas en nuestro libro colectivo Guardianes del Refugio (editado por José Luis Nava -Universa Terra-). Y tal como reflejan las 19 Circulares del Fondo (576 páginas de artículos y fotos), sigue favoreciendo actuaciones; desde las cajas nido colocadas por GREFA (con WWF) para el control biológico del topillo (en Montejo y Maderuelo), hasta los campamentos en el albergue de Valdevacas (con Gredos San Diego), o el mantenimiento de los comederos de buitres.
En el libro de la Junta Espacios Naturales de Castilla y León (de “Las guías del Duero”, con El Mundo), Susana Casado y Alfredo Ortega indican que el Refugio ha sido “escuela de varias generaciones de naturalistas”, que han seguido su evolución “de una manera tan precisa, que no ofrece parangón posible entre los espacios protegidos de nuestro país”. También WWF, en su revista Panda (Nº 131), señala, refiriéndose a la tarea altruista realizada, que “gracias a este increíble trabajo las Hoces del Riaza son uno de los parajes mejor conocidos y estudiados del mundo”.
Y sigue habiendo sorpresas. Por ejemplo, en 2017 hemos conocido las primeras citas para el carricero tordal en el embalse de Linares: un ejemplar oído el 17 de mayo (por José Luis López-Pozuelo), y fotografiado en el mismo sitio el 13 de julio (por Xavier Parra).
El coliazul cejiblanco, en el pinar de Valdevacas de Montejo.
(Fotografía: Xavier Parra Cuenca. 10 de noviembre de 2018.)
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En nuestro libro colectivo La Leyenda de las Cárcavas, el Dr. Xavier Batllori, de la Universidad de Barcelona, escribe: “Una de las mayores alabanzas que pueden verterse sobre todas las personas que aman al Refugio es la facilidad, transparencia y limpieza con la que ha circulado la información durante tantos años. (…) La información remitida siempre fue tratada con absoluta seriedad, especificando con claridad la fuente. La confianza que este rigor inspira es clave para explicar la fluidez con que se intercambia la información, bien distinta a la situación que se da en otros ámbitos, cuando algunos pretenden aprovecharse descaradamente del trabajo de los demás para su propio y exclusivo provecho.”
En 2015 la Casa de las Ciencias de Logroño financió y presentó una gran exposición, sobre el aniversario del Refugio, organizada por Juan José Molina (Vicepresidente del Fondo), con el apoyo de otras personas y entidades. La exposición estuvo en 2016 en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (en Madrid), en 2017 en la Casa de la Cultura de Aranda de Duero (Burgos), y después en el Ayuntamiento de Montejo de la Vega (a donde es posible vuelva el próximo verano). Deseamos que en 2018 pueda ponerse en Segovia.
Las poblaciones de buitres están entre las mayores que se conocen. Ahora, ante la dramática situación mundial de estas aves, la historia increíble del Refugio les da un valor especial, como señalé en 2017 en la revista Argutorio. En 1990 Francisco López Laguna terminaba así su apasionante artículo “Guarda de Montejo por un verano” (Panda 29, WWF): “Todos queremos lo mismo, queremos que las hoces del Riaza sigan existiendo por mucho tiempo. Para los vecinos de los pueblos significan su vida, su tierra. Para el resto del mundo significa la esperanza.”
Dr. Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo
Presidente del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza
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