LA MOCHILA DEL NATURALISTA
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ALGUNOS DESCUBRIMIENTOS ZOOLÓGICOS RECIENTES

Dr. Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo.

PARTE II - sección b

Entre los peces de agua dulce de España también hay especies que fueron descritas durante el siglo XX, todas ellas endémicas de la Península; son nueve en total, incluyendo al menos dos que antes eran conocidas como subespecies ( Doadrio , 2001).

En la Península Ibérica también se han descubierto nuevos reptiles; incluyendo alguno sin ninguna otra especie confirmada de su género en España, como la lagartija de Valverde ( Algyroides marchi ), que permaneció desconocida para la ciencia hasta 1957-58 ( Salvador , 1998; Valverde , 1958). Se han descrito asimismo nuevas especies de lagartijas del género Lacerta , destacando recientemente tres lagartijas del Pirineo , aunque su posición sistemática ha sido objeto de algunas controversias (ver por ejemplo Barbadillo et al., 1999; Salvador , 1998). Ha habido asimismo otros hallazgos, o cambios en la clasificación, a los que se añaden los relativos a diversos reptiles insulares.

Merecen capítulo aparte, por su espectacularidad, los casos de tres especies de lagartos gigantes en Canarias. El lagarto gigante de El Hierro ( Gallotia simonyi ), que se consideraba extinguido desde que los coleccionistas provocaron la desaparición de los últimos supervivientes del Roque Chico del Salmor (los últimos ejemplares capturados lo fueron en 1931, o poco después) ( Blas , 1976; Salvador , 1974; Delibes , 2001), fue redescubierto hacia 1974-75, gracias en parte a los conocimientos de algún pastor local (como Juan Machín) que los localizaba en la Fuga de Gorreta. Se los ha estudiado y protegido y divulgado muchísimo desde entonces, han sido criados en cautividad, se los ha reintroducido en otros lugares de la isla, y se los ha llevado también al Roque Chico del Salmor -aunque los lagartos que fueron exterminados allí correspondían al parecer a una subespecie distinta- ( Martínez et al., 2001; Mateo et al., 1999; Pleguezuelos , 1997) . El lagarto moteado canario ( Gallotia intermedia ) fue descubierto bastante más tarde, en 1995-96, en los acantilados de Teno y Los Gigantes, en la isla de Tenerife, por el ornitólogo Efraín Hernández ( Barbadillo et al., 1999). Luis Javier Barbadillo y Marta Lopeña escribieron de esta especie que “ de forma un tanto incomprensible, había pasado hasta entonces desapercibida para la ciencia ”; y su descubrimiento “ constituyó un acontecimiento insólito ” ( Barbadillo y Lopeña , 2001). Por último, las sospechas (apoyadas en restos fósiles y en otros indicios) de que podría existir otra especie de lagarto gigante en la isla de La Gomera, fueron confirmadas en 1999, cuando un equipo de la Universidad de La Laguna capturó los primeros ejemplares, después de una intensa búsqueda (Anónimo, 2000; Rando et al., 2000; Valido et al., 2000); siendo esta especie, el lagarto gigante de La Gomera ( Gallotia gomerana ), uno de los reptiles vivos más escasos y amenazados del mundo (a pesar de que los seis lagartos inicialmente capturados –entre junio y septiembre de 1999-, de los que uno murió posteriormente –el 5 de julio de 2000-, no eran los únicos supervivientes, como parecía al principio; y a pesar de que al fin se ha logrado, en el verano de 2001, la primera reproducción en cautividad) ( Barbadillo y Lopeña , 2001; Martínez et al., 2001; Montero , 2000). El descubrimiento de dos nuevos lagartos canarios en la última década “ ha convulsionado los ambientes herpetológicos ” (Anónimo, 2000); algunos especialistas han hablado de “ verdaderas sorpresas –por no decir milagros- ” ( Barbadillo y Lopeña , 2001), o directamente de “ milagros ” ( Delibes , 2001). Hay quien cree, basándose en los huesos hallados, que aún podría haber otra especie nueva de lagartos gigantes en Canarias, en la isla de La Palma; pero, si existe, nadie la ha encontrado aún (o por lo menos, no lo ha publicado), que sepamos, aunque se la ha buscado.

En otros países también han seguido apareciendo nuevos reptiles, incluyendo especies tan grandes como alguna nueva cobra escupidora en Birmania (1998), o como el ya citado varano del Yemen (ver Argutorio 8, págs. 28-29).

En España, muy pocas especies nuevas de aves han sido descritas en los últimos cien años; y todas ellas son marinas o insulares, si dejamos aparte las recientes clasificaciones que separan como especies distintas (alguna vez con ciertas controversias) a determinadas aves que antes eran consideradas sólo subespecies o variedades (ver Blanco y González , 1992; De Juana y Varela , 2000). Sin embargo, en otras partes del mundo continúan surgiendo bastantes especies ornitológicas, de cuya existencia no teníamos noticias previas.

En Hispanoamérica, por ejemplo, la relación de aves nuevas es bien notable. En Brasil, un bonito loro de color verde, la amazona de Kawall ( Amazona kawalli ), no fue descrito hasta 1989, y se sabe muy poco de él, aunque los escasos registros existentes parecen sugerir una amplia área de distribución ( Del Hoyo et al., 1997). En Méjico, el amenazado colibrí coqueta de guerrero ( Lophornis brachylophus ) fue registrado en 1949 ( Del Hoyo et al., 1999). En Perú, en una montaña tan inexplorada que ni siquiera tiene nombre, acaba de ser descubierta un ave de vivos colores, el Capito wallacei ( BirdLife , 2000). Ya hemos mencionado antes el pájaro acróbata, así como varias rapaces nocturnas (ver Argutorio 8, págs. 28-29). Se puede añadir el mochuelo de Parker o mochuelo chico subtropical ( Glaucidium parkeri ), que habita en distintos países andinos y fue observado en 1970, pero no se confirmó como especie nueva hasta que un individuo fue capturado en 1992 ( Del Hoyo et al., 1999; SEO, 1995). También hay pájaros (paseriformes) recién catalogados, y no sólo en América.

Capítulo distinto merecen las nuevas especies de rapaces nocturnas registradas en distintas islas del Viejo Mundo, desde el africano autillo de Pemba ( Otus pembaensis ) (1937) hasta el asiático autillo de Nicobar ( Otus alius ) (1998), entre otros ( Del Hoyo et al., 1999). Todavía en el año 2001 fue descubierta y fotografiada una nueva rapaz nocturna, el autillo de Ceilán ( Otus sp. ), cuya voz singular ya había hecho sospechar seis años antes su existencia, en Sri Lanka, donde no se había catalogado ninguna otra especie nueva de aves desde el siglo XIX ( Deppman , 2001; LPO, 2001).