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                ALGUNOS
                      DESCUBRIMIENTOS ZOOLÓGICOS
                      RECIENTES 
                 
 
                Dr. Fidel José Fernández
                      y Fernández-Arroyo. 
                PARTE
                IV - sección b 
                
                 Como
                  se indicó anteriormente (ver Argutorio 9, pp.
                  43-45), la existencia de los gorilas no fue confirmada hasta
                  1840, mientras que el célebre gorila de montaña
                  fue descubierto el 17 de octubre de 1902 ( Casanova , 2002;
                  Vega , 2002). Docenas de especies de primates fueron halladas
                  posteriormente, desde el langur dorado  en
                  las estribaciones del Himalaya, en 1953, hasta dos vistosos monos
                  titís  ( Callicebus bernhardi y Callicebus
                  stephennashi ) en el Amazonas brasileño, ya en
                  el siglo XXI; el último de los cuales, por cierto, se
                  conoce tan sólo por un ejemplar cautivo, del que no
                  se sabe con exactitud su lugar de origen (Conservation International,
                  2002). Como afirma Russell Mittermeier, coordinador del Grupo
                  de Especialistas en Primates de la UICN (Unión Internacional
                  para la Conservación de la Naturaleza), “ el hallazgo
                  de dos nuevos titís demuestra cuánto necesitamos
                  aprender aún sobre la biodiversidad de los amenazados
                  bosques tropicales ”. De otros primates descubiertos en
                  los últimos años, en distintos continentes, ya
                  hablamos en el 2º capítulo.
Como
                  se indicó anteriormente (ver Argutorio 9, pp.
                  43-45), la existencia de los gorilas no fue confirmada hasta
                  1840, mientras que el célebre gorila de montaña
                  fue descubierto el 17 de octubre de 1902 ( Casanova , 2002;
                  Vega , 2002). Docenas de especies de primates fueron halladas
                  posteriormente, desde el langur dorado  en
                  las estribaciones del Himalaya, en 1953, hasta dos vistosos monos
                  titís  ( Callicebus bernhardi y Callicebus
                  stephennashi ) en el Amazonas brasileño, ya en
                  el siglo XXI; el último de los cuales, por cierto, se
                  conoce tan sólo por un ejemplar cautivo, del que no
                  se sabe con exactitud su lugar de origen (Conservation International,
                  2002). Como afirma Russell Mittermeier, coordinador del Grupo
                  de Especialistas en Primates de la UICN (Unión Internacional
                  para la Conservación de la Naturaleza), “ el hallazgo
                  de dos nuevos titís demuestra cuánto necesitamos
                  aprender aún sobre la biodiversidad de los amenazados
                  bosques tropicales ”. De otros primates descubiertos en
                  los últimos años, en distintos continentes, ya
                  hablamos en el 2º capítulo. 
                Diferentes mamíferos de gran tamaño permanecieron
                  ignorados hasta el siglo XX; varios de ellos fueron mencionados
                  en los capítulos anteriores (ver Argutorio 8,
                  pp. 28-29; y Argutorio 10, pp. 46-49); y se podrían
                  añadir otros, como por ejemplo el niala montano  o niala
                  de montaña  ( Tragelaphus buxtoni ),
                  soberbio antílope de Etiopía, que pesa más
                  de 200 kg y se conoce “ sólo desde 1908 ” (
                  Dorst y Dandelot , 1973). Por cierto, Etiopía no deja
                  de proporcionar sorpresas zoológicas; y al parecer alberga
                  varias especies de aves que todavía no han sido descritas
                  para la ciencia, además de otras de cuya vida no se
                  sabe casi nada ( Safford et al., 1994; Vivero , 2003). A propósito
                  de sorpresas, merece la pena destacar que en una zona bien
                  alejada, en la India, una exploración realizada en 2000
                  consiguió localizar, en cuatro localidades, un total
                  de 25 mochuelos de Blewitt, que habían sido redescubiertos
                  en 1997 después de más de cien años sin
                  noticias seguras de la especie ( Stattersfield y Capper , 2000;
                  ver Argutorio 10, pp. 46-49). Incluso en un área
                  reducida como la isla de Santo Tomé, el alcaudón  endémico Lanius
                  newtoni no fue registrado durante más de sesenta
                  años (entre 1928 y 1990, cuando se halló un ejemplar,
                  aunque ha habido citas posteriores; Stattersfield y Capper
                  , 2000). Puede indicarse también que, en Argentina,
                  un gran pato de agua salada que casi no vuela, el extraño patovapor
                  cabeciblanco ( Tachyeres leucocephalus ),
                  no fue descrito hasta 1981, aunque es posible que antes fuera
                  confundido con una especie próxima ( Del Hoyo et al.,
                  1992); mientras que, en Brasil, un ave rapaz muy poco conocida,
                  el milano acollarado  ( Leptodon forbesi ),
                  no fue identificado hasta 1922 ( Del Hoyo et al., 1994). En
                  los últimos años han continuado apareciendo especies
                  nuevas de órdenes muy distintos de vertebrados, desde
                  los quirópteros -mamíferos voladores- (incluyendo
                  nuevos murciélagos orejudos  en Europa,
                  el Plecotus kolombatovici y el Plecotus microdontus
                  / alpinus ; e incluso un gran zorro volador ,
                  el Pteropus banakrisi , descrito hace muy poco tiempo
                  en la isla de Moa, entre Australia y Nueva Guinea; Quetglas
                  , 2002) hasta distintos tipos de peces (también en España;
                  ver Doadrio , 2001; Torreorgaz , 2002). (La cuestión
                  se complicaría aún más si incluyéramos
                  las nuevas subespecies; hasta de aves rapaces se han separado
                  muy recientemente algunas poblaciones como subespecies distintas,
                  desde el alimoche de Canarias hasta el águila calzada
                  del sur de África [ Palacios et al., 2002; Yosef et
                  al., 2000] ). 
                Por otra parte, ha habido muchos hallazgos
                    de especies en zonas donde su presencia no era conocida.
                    Los casos podrían
                  llenar varios volúmenes. Citaremos solamente
                  uno: cuando está próxima la celebración,
                  en Logroño, de la Conferencia Internacional sobre la
                  Conservación del Visón Europeo  ( Mustela
                  lutreola ), prevista para noviembre de 2003 (del 5 al
                  8), bueno será recordar que la presencia de este carnívoro
                  en España, donde se ha detectado un preocupante declive
                  reciente (ver por ejemplo Palazón et al., 2003), no
                  fue descubierta hasta 1950-51 ( Ferreras et al., 1999; Palazón
                  y Ceña , 2002). 
                Podríamos seguir poniendo muchos otros ejemplos, que
                  nos obligan a ser humildes y admitir nuestras limitaciones,
                  y la inmensa cantidad de cosas que aún ignoramos sobre
                  la vida salvaje en nuestro planeta; que es, como dijo Carlos
                  González Vallecillo (2001), “ mucho más rica
                  y diversa de lo que podemos imaginar ” .