Los pozos de nieve :
Restos
de un pozo de nieve en Aitana.
Foto
: Raúl González |
Desde las cercanías de uno de los Pozos
de Nieve que encontramos junto al camino, y cuando el sol ya se
ha elevado suficientemente, podemos observar, en el incomparable
marco que ante nuestros ojos forman la propia Aitana y la Sierra
de Bernia, un reflejo azul: el mar Mediterráneo. Sobre el
horizonte parece que flota una débil línea oscura:
Ibiza. Una collalba negra vuela desde unas ruinas, mostrando las
partes blancas de su cola que resaltan sobre el negro plumaje del
resto de su cuerpo. Sobre un matorral observamos a una collalba
rubia (digamos que una especie pariente próxima de la otra)
que, a diferencia de la negra residente en nuestras latitudes durante
todo el año, emigrará al final del verano al África
tropical, en un viaje de más de 3.000 Km.
Los Pozos de Nieve (también conocidos como Cavas)
son testigos mudos del aprovechamiento tradicional de un recurso
natural (la nieve) que se daba en estas tierras. El comercio de la
nieve tuvo su mayor esplendor entre los siglos XVII y XIX, alcanzando
una gran importancia. Varios autores y estudios cifran en unos setenta
los Pozos de Nieve en nuestra provincia. Más de la mitad de
ellos están por encima de los mil metros de altitud y orientados
al Norte-Nordeste, buscando las zonas más frías.
Esta es la sección
de un Pozo de Nieve,
mostrando sus capas y partes principales.
Dibujo : Elías
Gomis
|
Para explicar como es un Pozo de Nieve podemos decir
(y viendo el dibujo que presentamos) que se trata de un hoyo excavado
en suelo (d), generalmente circular y de 7 a 16 m. de diámetro
y de 4 a 16 m. de altura. Muchos de ellos estaban cubiertos por un
tejado (a), apoyado en un muro de mampostería (c) o, incluso,
de sillares de piedra, con planta circular, aunque algunos eran hexagonales
u octogonales. Unos pocos disponían de túneles de desagüe
(g).
El proceso consistía en el vertido, por las
puertas del Pozo (b), de la nieve que recogían cuadrillas
de operarios contratados por su propietario . Dentro del Pozo, la
nieve (f) era compactada pisándola. Cuando se conseguía
una capa de nieve dura de aproximadamente un metro, se extendía
otra (e) de capullo de arroz (u otras materias vegetales) para aislar
y mejorar la conservación. Una vez completado el Pozo se extendía
una capa más gruesa de material vegetal y se sellaban las
puertas cuidadosamente.
Con la llegada del periodo estival (y en especial en
las dos fiestas del verano: el 25 de Julio y el 15 de Agosto) se
extraía nieve del Pozo para la fabricación de refrescos
y helados, transportándose en caballerías durante la
noche para reducir las pérdidas.
Los de Aitana no son ya más que unos grandes
agujeros en el suelo. Las cubiertas han desaparecido y el estado
de abandono y olvido es total. Nadie se preocupa de ellos o de recordar
cual fue su misión en el pasado.
La conservación del patrimonio cultural también
es una asignatura pendiente de nuestra actual sociedad.